Lo artesanal no es una tendencia. Es mi forma de vivir el trabajo.

Es mi manera de trabajar con sentido, sin prisas, sin filtros, sin fórmulas.
sobre marelo

En un mundo que corre a toda velocidad, donde todo parece estar a un clic de distancia y donde lo inmediato se ha convertido en la norma, trabajar artesanalmente suena casi a resistencia. Y lo es.

En Marelo elijo lo artesanal no por nostalgia, ni por estética, ni porque esté de moda. Lo elijo porque es la única manera en la que trabajar con verdad. Aquí no hay fórmulas rápidas, no hay automatismos, ni producción en cadena. Hay cabeza, manos y tiempo.

Lo artesanal no es una moda

Durante años, “hecho a mano” era sinónimo de calidad, de oficio, de algo único. Ahora, el término se ha desgastado. Se usa como reclamo, como una etiqueta más. Pero lo artesanal no es una palabra bonita para vender más. Es un compromiso.

Para mí, lo artesanal no es un adjetivo: es un verbo. Es hacer, probar, fallar, rehacer. Es una acción constante que requiere atención y respeto por cada paso del proceso.

El tiempo que no se ve

Cada pieza, cada detalle que ves en Marelo, ha pasado por muchas fases antes de llegar a tus manos. Elegir materiales, pensar proporciones, testear combinaciones, parar cuando algo no funciona y volver a empezar.

Ese tiempo, el que no se ve en las fotos, es el que realmente marca la diferencia.

En un producto hecho a mano no hay dos iguales. No porque queramos que sean distintos, sino porque es imposible que no lo sean. Hay alma en cada pieza. Hay imperfecciones que hacen que algo tenga carácter, que tenga historia.

Sin filtros

Cuando compras en Marelo , compras a quien lo hace. Me escribes y te respondo yo misma. Me preguntas algo sobre el proceso y te lo cuento sin guión. No hay capas entre lo que soy y lo que muestro. No hay fachada. Y eso, en estos tiempos, también es una forma de lujo.

Trabajar así implica renunciar a algunas cosas: a la velocidad, al volumen, al “para ya”. Pero me permite abrazar otras que pesan más: autenticidad, calma, conexión real.

Marelo no es una fábrica. Y no quiero que lo sea.

Quiero seguir creando desde lo cercano, desde lo humano. Quiero que cada persona que compra algo en Marelo sienta que está llevando a casa algo más que un objeto. Que sienta que forma parte de un proceso cuidado, honesto y consciente.

Porque para mí, lo artesanal no es una tendencia. Es la única forma que conozco de trabajar con sentido.

SOBRE MARELO

¡Hola! Soy Marina, la mente y las manos detrás de Marelo. Durante muchos años trabajé como administrativa, pero siempre sentí que algo faltaba en mi vida. Buscaba una actividad que me permitiera expresar mi creatividad y conectar con algo más auténtico. Fue entonces cuando descubrí la resina acrílica y su increíble versatilidad.